El joven guerrero orco abandonó su tierra natal de Durotar cruzando el puente sobre el Río Furia del Sur para incorporarse a sus deberes como soldado de la Horda. La sabana y oasis de los Baldíos escondían muchas amenazas a las que hacer frente. Después de haber matado (y muerto a manos de) innumerables puercoespines bípedos, centauros y orcos sectarios tocó adrentarse en una siniestra cueva cuya entrada era la boca de una gigantesca calavera. Todo empezó una noche, en un Burger King, cuando alguien dijo "hoy vamos a ir de instance".
Antes de empezar yo a jugar otro colega se había subido al carro, pero lo abandonó a nivel 40, sobre todo después de una noche que se quedó dormido pulsando la W y puleando toda la sala. Los otros colegas se habían hecho PJs nuevos para subir juntos, y tenían otros lowies, así que cuando empecé a controlar un poco el juego además de rushearme ya podía hacer mazmorras. Y la primera fue Wailing Caverns, apodada las Cavernas del Amor. A finales de 2008, principios de 2009, no existía el buscador. Bueno, había una versión primigenia que nadie usaba, como el canal /4. En aquel momento éramos cuatro colegas, y teniamos tank y healer, así que haciamos las mazmorras de cinco entre cuatro, lo cual tenía cierto mérito entonces.
Otro warro tank, pala healer, maga y servidor nos encaminamos a la entrada de la Cueva. Recuerdo que también había una cueva en uno de los "ojos" de la calavera que para entrar tenías que saltar desde la nariz en plan Prince of Persia. Ahí cogías (o entregabas, no estoy seguro) una quest. En ese momento los mobs del interior de la cueva ya no eran élites. Yo me perdí antes de llegar a la entrada de la instance, finalmente llegué a la mazmorra en sí, y empezó el festival. Con gente que la había hecho media docena de veces te seguías perdiendo. Uno de vez en cuando miraba el mapa en la web, pero aún así era un show. Además, con un warro despistado nivel 18 que si se movía mal lo veían todos los mobs la fiesta mejoraba. Unas tres horas duró esa aventura, al final de las cuales el pala dijo "pues así, cada viernes noche". Y efectivamente, durante la semana iba questeando, el colega que me había invitado me hacía algún rush (aunque me beneficié poco del bono de experiencia, coincidiamos poco por temas de horarios), y al llegar el viernes noche, en el Burger King, MacDonalds o local similar de alta cocina decidiamos qué mazmorra tocaba esa noche.
Wailing Caverns me había "despistado poco", porque al menos estaba en la zona donde questeaba. La noché que tocó Zul Farrak, cuando yo apenas estaba por Mil Agujas, fue casi traumático. Me invocaron a la piedra en una zona del mapa lejos de casi todo lo que conocía. Gagdgetzan era un enclave tan extraño como si me soltasen ahora mismo en el zoco de Marrakech. Pero pocas noches fueron tan memorables como la de Maraudon. Sólo diré que fueron cinco horas, cinco, de puro monstruos y laberintos, manqueadas varias, risas históricas, y mucha Coca-Cola.
¿Volvería a esos tiempos? No creo. Estuvo bien en aquel momento porque tuve un grupo de amigos que me guió y con los que pude disfrutar del contenido. Y porque a pesar de que en su momento habían estado en guilds top en aquella época no raideaban y se lo tomaban con calma. Mi primo, el que me había enseñado algunas cosillas del juego tiempo atrás, había subido a 60 sin entrar nunca en una mazmorra, y ahí dejó el juego. Cada cosa tiene su tiempo, y 2013 ya no es el tiempo para que las mazmorras de bajo nivel duren 3 horas.
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