El joven guerrero orco sale del Valle de los Desafíos con dirección a Sen'jin (seguramente por algún recado). Y allí empieza a hablar con todos los PNJs. Hay un vendedor de raptors, y un tio que te enseña a montarlos, pero tienes que alcanzar el nivel 30. Vas hablando y hablando, hasta que hay uno que el icono es de un libro: el instructor de alquimia. Aprendes la profesión, luego ya verás que es eso.
Sigues hablando con PNJs, y el siguiente con un libro te puede enseñar Herboristaría. Vale, la aprendes. Luego vuelves al camino y empiezas a fijarte en esas hierbecitas resplandecientes, las vas recogiendo y observas cómo sube la profesión. Ah, está bien. ¿Y qué se hace con las hierbas? Ya veremos, de momento vamos a cogerlas...
Y así durante varios días de juego, que era lo que podías tardar en llegar a Orgrimmar, o incluso a Razorhill, si eras muy manco (sí era el caso). Cuando encuentras a otros instructores te dicen que puedes olvidar una de las profesiones, pero eso cuesta pasta. ¡Que cuesta pasta, con lo que cuesta ganarla, dejate! Seguiremos recogiendo hierbas. Cuando vuelves a hablar con el instructor de alquimia y le compras las recetas, y te das cuenta de que la mayoría usan hierbas, sí, las de esa otra profesión que habías elegido por puro azar, te sientes el orco más afortunado de Durotar.
Acostumbrado al rol de sobremesa, donde además de estadísticas principales los PJs tenían habilidades me resultaba raro que no las hubiese en el juego, pero al menos las profesiones se parecían a eso. Luego me di cuenta de que cada arma también tenía su habilidad, y me di cuenta después de equipar, en nivel 40 y pico, un arma mejor, y darme cuenta de que no mataba ni a la de mil, y que con cada golpe iban subiendo los numeritos. Además, no todos los instructores de armas te las enseñaban todas. Alguno estaba en otras ciudades. Pero en un mundo tan grande, a saber lo que tardaría en llegar allí.
Ah, y las habilidades o hechizos también tenían su propio nivel. Cuando se te hacía raro tardar tanto en matar a bichos de tu nivel mirabas y veías como en la barra tenías la habilidad con un rango bajo, y que igual no habías tenido dinero para aprenderla (o simplemente te habías despistado una y otra vez). De todo eso ya sólo quedan las profesiones. Todo lo demás se ha automatizado. Hemos ganado en calidad de vida, pero se ha perdido algo de realismo. Realismo en un mundo de magia, demonios, muertos que resucitan y líderes que están simultáneamente en varios sitios. Habrá que hablar un día de eso.
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