domingo, 3 de julio de 2016

Del Somme a la Tierra Media

A la hora de crear su universo fantástico, Tolkien tuvo multitud de influencias, ya desde su niñez. pero sin duda una de las experiencias que más le marcó, y que también se refleja en su creación, fue su participación en la batalla más sangrienta de la I Guerra Mundial: la batalla del Somme.

Introducción histórica 

1815-1914: Pax Britannica

 

Después de la derrota de Napoleón en Waterloo en 1815 el Reino Unido queda como gran potencia hegemónica a nivel mundial. El imperio español ha quedado reducido a la mínima expresión con la independencia de casi todas las colonias americanas, Francia ha sufrido una severa derrota, y Rusia cuenta con un ejército que ha sufrido grandes pérdidas en las guerras napoleónicas y no se ha modernizado adecuadamente. Los EEUU aún no son una potencia mundial y comenza la llamada "doctrina Monroe": América, para los americanos (y su corolario: Europa, para los europeos).

Durante un siglo, marcado principalmente por el reinado de la reina Victoria, el Reino Unido domina el mundo sin prácticamente oposición. Excepto algunas guerras coloniales, ganadas con facilidad por la gran diferencia de equipamiento y adiestramiento, y las guerras prusianas en Centroeuropa, la era Victoriana es un periodo de relativa paz y gran progreso económico y social. A esa época se remonta el despunte de Londres (y también Hong Kong después de las Guerras del Opio) como centro financiero mundial.

Pero sobre todo, se forja el fuerte sentimiento patriótico de los británicos (y de los habitantes de sus colonias) como habitantes de un imperio global (sentimiento que aún persiste en muchos aspectos).

1870-1914: Paz armada

 

Mientras Reino Unido domina el mundo, en el corazón de Europa se producen distintos movimientos que cambiarán el equilibrio de fuerzas. Francia y la recién unificada Alemania entran en guerra, perdiendo Francia las ricas regiones mineras de Alsacia y Lorena. Gracias a esos territorios el imperio alemán logrará un gran desarrollo industrial y tecnológico.

En los Balcanes, los imperios ruso y austrohúngaro tratan de ganar influencia a medida que se debilita el imperio otomano. Las potencias europeas tienen diferentes conflictos en sus colonias. Todo apunta a que habrá guerra, y para ello comienzan a preparase las diferentes potencias: equipando a sus ejércitos con armamento moderno, y forjando alianzas para la guerra que se avecina.

En concreto en el Reino Unido se vé la creciente militarización del imperio alemán del kaiser Guillermo II como una amenaza a la civilización que representa el refinamiento y progreso económico y social de la Inglaterra victoriana.

El atentado de Sarajevo y el comienzo de la Gran Guerra

 

El detonante de la I Guerra Mundial es el asesinato del heredero al trono austrohúngaro Francisco Fernando y su esposa, Sofía, a manos de un nacionalista serbio el 28 de junio de 1914.

Austria reclama a Serbia, entre otras cosas, investigar el atentado en territorio serbio, a lo que Serbia se niega. Austria-Hungría declara la guerra a Serbia el 28 de julio, y ahí se desencadena la cadena de alianzas: Rusia se moviliza el 29 de julio; Alemania declara la guerra a Rusia el 1 de agosto; Francia, aliada de Rusia, refuerza sus fronteras, y Alemania le declara la guerra el 3 de agosto. Alemania invadió Bélgica el 4 de agosto para realizar un movimiento envolvente sobre los ejércitos franceses, provocando así la entrada en la guerra del Reino Unido. De este modo quedaba Alemania como potencia agresora al haber declarado la guerra a Rusia, Francia y Bélgica sin haber sido a su vez atacada.

Los generales europeos habían estudiado las guerras napoleónicas, y como mucho habían combatido en las guerras prusianas. Pero en los años transcurridos la artillería había aumentado mucho su poder destructor, y se había inventado la ametralladora y el avión (aunque limitado inicialmente al reconocimiento). Se creía que sería una guerra rápida como habían sido las guerras del siglo XIX, pero muy pronto los frentes quedaron estabilizados en una eterna guerra de trincheras.

Tolkien y la I Guerra Mundial

El "ejército de Kitchener" y el alistamiento de Tolkien

A pesar de que la mayoría de militares preveían una guerra rápida, el recién nombrado Secretario de Guerra británico Horatio Kitchener preveía que sería una guerra larga, costosa, y con muchas víctimas. Preparándose para ello, se organizó una campaña de reclutamiento masivo que constituyó el llamado "ejército de Kitchener". Jóvenes de todo el Reino Unido se alistaron por miles para luchar por el imperio y el rey, y contra los bárbaros alemanes. HG Wells fue quien acuñó el término "la guerra para acabar con la guerra": el imperio británico sería quien derrotaría por siempre al militarismo alemán y traería de nuevo la paz al mundo.


Parte de la estrategia de reclutamiento fue formar batallones por localidad o profesión: los llamados "batallones de amigos". Y estaba muy mal visto no alistarse, como comprobó un joven JRR Tolkien, por entonces estudiante y que decidió acogerse a un programa que le permitía completar sus estudios y aplazar la incorporación a filas. Finalmente, se incorporó como oficial de señales en el 13º de Fusileros de Lancashire en julio de 1915. Al final de su instrucción, poco antes de ser destinado al continente, contrajo matrimonio con Edith Bratt el 22 de marzo.

Por aquel entonces Tolkien estaba en su primer "club literario": el TCBS, Tea Club, Barrovian Society, y al igual que él, casi todos los miembros se alistaron en el "ejército de Kitchener". Ya en ese momento había empezado a rumiar la idea de crear una "mitología" para el Reino Unido, a imagen y semejanza de las mitologías nórdicas (en 1914 ya había escrito El viaje de Eärendel, la Estrella Vespertina).

La batalla del Somme

 

En un intento de romper la línea de la guerra de trincheras, los aliados planearon tres ataques contra los "imperios centrales" para el verano de 1916, y en el frente occidental el punto elegido sería el rio Somme. Sin embargo, en febrero de ese año los alemanes atacaron en Verdún, obligando a que unidades previstas para la ofensiva del Somme se utilizasen para defender la ciudad.

Por otro lado, el grueso del ejército británico, profesional, que había combatido al inicio de la guerra había quedado prácticamente diezmado en las batallas de 1914 y 1915. Para 1916, la gran mayoría de la tropa eran los voluntarios del ejército de Kitchener. Además, un gran número de oficiales de dudosa cualificación había ascendido para comandar el gran número de nuevas unidades formadas.

A pesar de los avances sociales, la sociedad británica seguía siendo tremendamente clasista. La separación entre la aristocracia y el pueblo estaba muy marcada, y eso se trasladaba al ejército. Incluso en los refugios de las trincheras los oficiales, muchos de ellos airstócratas, trataban de disponer de los lujos y comodidades que tenían en Gran Bretaña, y a menudo trataban de forma despótica a los soldados. Tolkien quedó muy impactado por este hecho, que soldados alistados para luchar "por la Patria y el Rey" fuesen sistemáticamente despreciados por la oficialidad.

El 24 de junio comenzó un bombardeo masivo de las posiciones alemanas para destruir sus refugios y nidos de ametralladoras. El sonido de las explosiones pudo ser escuchado desde la propia Londres, a más de 200 Km de distancia. Más de un millón y medio de proyectiles fueron lanzados entre el 24 y el 30 de junio.

Los aliados habían conseguido además la superioridad aérea en la zona del Somme, por lo que se pudieron realizar vuelos de reconocimiento (tanto en aeroplanos como en globos) para examinar la zona de las fortificaciones alemanas. Se consideró que las defensas habían quedado muy disminuidas, por lo que el avance de la infantería sería poco más que un paseo.

El primer día

A las 7:10 de la mañana del 1 de julio de 1916 se dio la orden de avanzar a través de la tierra de nadie para tomar las posiciones defensivas alemanas, presuntamente diezmadas por los bombardeos masivos de los días anteriores. Así, filas de hombres cargados con 32 Kg de equipo, marchando al paso en filas perfectamente ordenadas a toque de silbato, comenzaron a salir de sus trincheras para cruzar la tierra de nadie. Entonces, se desató el infierno.


Los oficiales aliados desconocían que las defensas alemanas estaban mucho más fortificadas de lo que se podía ver en los reconocimientos aéreos. Las unidades habían resistido bien y estaban preparadas para el avance aliado. En cuanto tuvieron noticia del avance de las tropas se apostaron en sus posiciones, esperando que los soldados británicos estuviesen cerca, y entonces comenzaron a ametrallarlos.

Sólo en ese primer día de batalla en el Somme el ejército británico sufrió 57.470 bajas, de las cuales 19.240 fueron muertos. Para comparar, EEUU perdió a 58.220 soldados en 10 años de guerra en Vietnam. Uno de los caidos en ese primer día de la batalla del Somme fue Robert Quilter Gilson, amigo de la infancia de Tolkien.

Los mandos aliados no fueron conscientes del desastre de la ofensiva hasta varios días después.

Tolkien llega al frente

El 6 de junio había llegado a Francia. Se había despedido de su esposa pensando en que no volvería a verla. Ya antes de la batalla las cifras de bajas entre los jóvenes oficiales eran muy altas, ya que a diferencia de sus superiores solían estar en la primera línea del frente.

El 3 de julio su unidad (había sido transferido al 11º de Fusileros de Lancashire) llegó al frente del Somme, participando en los asaltos al reducto de Swchaben y el saliente de Leipzig. Poco después del asalto a la trinchera Regina cayó enfermo de fiebre de las trincheras, una infección transmitida por los piojos.

El 27 de octubre es evacuado en ambulancia a un hospital en Francia, donde permanece hasta el 7 de noviembre. El día 8 regresa al Reino Unido a bordo del buque Asturias. Pocos días después de ser retirado del frente su batallón fue aniquilado en un bombardeo de la artillería alemana.

Convalecencia en Inglaterra

Estando de regreso en Gran Bretaña, recuperándose en Great Haywood, recibió la noticia de la muerte de otro de sus amigos de la TCBS, GB Smith. El único superviviente, además de Tolkien, fue Christopher Wiseman, que servía en la marina. En una carta de finales de 1916 le escribió a Tolkien "deberías comenzar tu epopeya". Y en un cuaderno escribió "El libro de los cuentos perdidos", el primero de los cuales sería La Caida de Gondolin.

La influencia de la guerra en Tolkien

 

El género de la fantasía épica

 

La fantasía épica o heróica hunde sus raices en los primeros relatos escritos que se conservan: el poema de Gilgamesh, la Ilíada y la Odisea. Sin embargo, esos textos no se consideran fantasía, ya que se tratan como hechos históricos. En la Antigüedad, héroes y dioses son personajes reales.

Sin embargo, ese género prácticamente desaparece de la literatura hasta las novelas de caballería del siglo XIII. Se recopilan distintas tradiciones orales (la más conocida, la mitología artúrica), a la que se incorporan elementos claramente fantásticos tanto de las sagas nórdicas como de la mitología árabe (influida por la mitología judía: djins, golems, muertos resucitados, etc.). Es cuando aparece también el elemento recurrente del dragón, que en la mitología cristiana representa al diablo y sus servidores.

Pero una constante en esos relatos es que sus protagonistas son reyes, príncipes, caballeros o importantes héroes. Desde Aquiles hasta sir Lancelot, los protagonistas de los relatos épicos sólo pueden ser grandes señores.

Uno de los precursores más inmediatos de Tolkien, ER Eddison con La Serpiente Uróboros, sienta las bases de muchos de los elementos fantásticos actuales: la gran lucha entre el Bien y el Mal en un mundo imaginario, con sus reinos, magia y criaturas fantásticas, pero donde los protagonistas siguen siendo grandes señores y poderosos héroes contra grandes villanos.

Con Tolkien eso cambia cuando el papel protagonista se lo asigna a los sencillos hobbits: gente de pueblo, dedicados a cultivar la tierra y vivir vidas plácidas, pero capaces de realizar cosas extraordinarias en tiempos difíciles, como esos jóvenes del "ejército de Kitchener" reclutados para luchar en la "guerra para acabar con la guerra".

Los héroes de Tolkien

 

En El Silmarillion los grandes protagonistas, como en las sagas que inspiraron a Tolkien, siguen siendo nobles señores (de los elfos), los propios dioses (con matices: para el católico Tolkien sólo hay un Dios, Eru Ilúvatar; los valar serían ángeles o arcángeles), semidioses y poderosos guerreros. Incluso los héroes humanos, en la última versión de la mitología tolkiniana, Beren y Turin, son nobles en sus respectivas tribus.

Sin embargo, ya para El Hobbit, que es básicamente un cuento infantil, el protagonista es un sencillo hobbit al que embarcan en una gran aventura. Para El Señor de los Anillos los hobbits son nada más y nada menos que la última esperanza de los pueblos libres frente a la amenaza de Sauron.

Por un lado, Frodo y Sam portando el Anillo Único a través de Mordor hasta el Monte del Destino. Por el otro, Merry y Pippin combatiendo en batallas que ningún hobbit podría haber imaginado nunca.

Tolkien y las alegorías

 

El propio Tolkien rechazó de plano que El Señor de los Anillos fuese una alegoría de la II Guerra Mundial (durante la cual escribió gran parte del libro). También se enfadaba cuando comparaban el Anillo Único con el anillo de los nibelungos ("ambos son anillos redondos, y ahí se acaba el parecido"). Sin embargo, no se puede negar que sí hay notables influencias de la vida de Tolkien en muchos detalles de su obra.

De niño, aún en Sudáfrica, fue mordido por una araña venenosa, y salvó la vida porque una de las criadas extrajo el veneno de la herida. Y todos sabemos el papel que le dio Tolkien a las arañas en sus obras.

Se dice que la voz de los nazgûl, unos susurros sibilantes, sería como sonaban las voces a través de las máscaras antigás que tenían que usar en las trincheras. Y que el aullido penetrante que lanzaban estaría inspirado en el silbido de los obuses de artillería al caer.

Pero el personaje que mejor refleja lo que vivió Tolkien en las trincheras es Sam Gamyi. Se inspiró en los asistentes de los oficiales con los que tenían que tratar la tropa y los oficiales de menor graduación (no olvidemos que los oficiales de alta graduación no se relacionaban apenas con la chusma). En esos asistentes vio Tolkien la humanidad y capacidad de sacrificio que faltaba en los superiores. Y así creó un personaje humano, leal hasta el extremo, capaz de sobreponerse a todas las adversidades para ayudar a su señor pero ya camarada Frodo en su misión.

Una misión que, entre otros escenarios, transcurre a través de las Ciénagas de los Muertos: un escenario inspirado en los devastados campos de la I Guerra Mundial, donde se amontonaban los cadáveres de hombres destrozados por las ametralladoras, desfigurados por las explosiones de los obuses, hundidos en el barro, como fantasmas perdidos en medio de tanta desolación.

Tolkien en la fantasía actual

 

Sin duda la fantasía actual (tipo Dungeons&Dragons y todo lo que ha venido luego) bebe muy directamente de la obra de Tolkien. Aunque algunos de los arquetipos estén en otros autores también muy conocidos (Robert E. Howar y sus novelas de Conan), la gran inspiración de las obras fantásticas, con sus batiburrillos de humanos, elfos, enanos, orcos, etc. es directamente El Señor de los Anillos. Sobre todo en los juegos de rol y videojuegos de temática medieval fantástica la inspiración es directamente tolkiniana.

Es cierto que en los autores más modernos se ha abandonado el maniqueismo del enfrentamiento puro entre el Bien y el Mal, se tiende a proporcionar más matices a los personajes. No ocurre como en Tolkien donde hay un Bien absoluto, todo aquello procedente de la creación de Eru, y un Mal absoluto, lo que se ha salido de los dictados de Eru.

Tolkien también sentó las bases de la creación de mundos fantásticos que fuesen coherentes consigo mismo. Hasta finales del XIX y principios del XX los mundos fantásticos eran claramente opuestos al mundo real donde vivía el lector. Sin embargo Tolkien, en un afán de dotar de realismo a su mundo, crea toda una cosmología y una historia donde encajan el resto de creaciones: personajes, lenguas, razas y culturas. Aunque se reserva una parte de su creación para que sea un reflejo del mundo real: la Comarca, el corazón de la Inglaterra rural donde se crió, llena de gentes sencillas llevando vidas sencillas, pero a su vez capaces de las hazañas más extraordinarias cuando la supervivencia de su mundo es puesta a prueba. Tolkien lo vivió en primera persona en el infierno de la I Guerra Mundial.

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